SISTEMA DE GESTIÓN AMBIENTAL
Hoy
en día, las organizaciones están cada vez más preocupadas por obtener y
demostrar un desempeño ambiental
adecuado, mediante el control del impacto de sus actividades regulares sobre el
medio ambiente, teniendo en cuenta su política y objetivos ambientales. Dicha
situación sucede en el contexto de una legislación cada vez más estricta y
vigilante del desarrollo de políticas económicas y otras medidas para alentar
la protección ambiental.
De
este modo un Sistema de Gestión Ambiental (SGA) es el proceso que incorpora el
medio ambiente a la gestión general de la empresa, otorgándole una ventaja
estratégica a la misma. El SGA permite asegurar un valor agregado que causa una
mayor capacidad competitiva. Además otorga a la empresa una herramienta de
trabajo que suministra una sistematización operativa que pueda incluir buenas
prácticas ambientales y asegure una mejora continua del proceso de gestión
medioambiental.
Por
consiguiente se puede decir que un Sistema de Gestión Ambiental es un proceso
cíclico de planificación, implantación, revisión y mejora de los procedimientos
y acciones que lleva a cabo una organización para realizar su actividad
garantizando el cumplimiento de sus objetivos ambientales. En este orden de
ideas, La mayoría de los sistemas de gestión ambiental están construidos bajo
el modelo: "Planificar, Hacer, Comprobar y Actuar", lo que permite la
mejora continua. En la actualidad existen dos normas fundamentales sobre las
que basar el diseño de los Sistemas de Gestión Ambiental:
1. ISO-14001, promovida por ISO y aceptada en
todo el mundo
2. EMAS, promovida por la Unión Europea, y más
estricta que la primera.
De
este modo, la finalidad principal de un SGA es determinar qué componentes deben
considerar las Empresas en materia de protección ambiental para cerciorar que
en el desarrollo de sus actividades se tiene en cuenta la prevención y la
minimización de los efectos sobre el entorno. Se basan en la idea de integrar
acciones potencialmente dispersas de protección ambiental en una estructura
sólida y organizada, que certifique que se tiene en cuenta el control de las
actividades y operaciones que podrían generar impactos ambientales significativos.
Ahora
bien, los SGAs no son algo muy extendido en las empresas Venezolanas, de hecho,
muchas de ellas no han dado siquiera el primer paso para implementar uno de
ellos el cual es: reconocer la necesidad de implantarlo, y algunas otras apenas
están en las primeras etapas de su implantación.
Una
de las nuevas herramientas del estado Venezolano que plantean implantar para
hacer que las empresas tomen en cuenta dichos sistemas, en cuando al área
ambiental se refiere, es la solvencia ambiental, la cual es un mecanismo que
prevé multas y sanciones como por ejemplo: el no otorgamiento de divisas a
empresas que no cumplan con la normativa ambiental.
Esta
solvencia si bien es bastante estricta y contempla sanciones grandes, también
tiene un lado conciliador y muy flexible, pues hasta las empresas que no
cumplen con los requisitos exigidos por la ley tienen oportunidad ponerse a
derecho en plazos que son lo bastante razonables, así como también tienen la
oportunidad de presentar planes de adecuación, los cuales pueden ser discutidos
y mejorados con la intervención de las partes públicas (organismos) y privadas
(empresas).
En
definitiva, el paradigma de que no vale la pena invertir en el ambiente porque
eso no produce dinero, está cambiando principalmente por dos motivos, el
primero por la presión que le está imponiendo el gobierno a las empresas
privadas para que se ajusten a la normativa legal ambiental y el otro motivo es
la presión de clientes externos, quienes cada vez más están exigiendo no solo
que los productos sean de calidad sino que también sean lo más ecológicos
posible.
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