La Crisis Ambiental
Desde siempre
la especie humana ha interaccionado con el medio y lo ha modificado, los
problemas ambientales no son nuevos. Sin embargo, lo que hace especialmente
preocupante la situación actual es la aceleración de esas modificaciones, su
carácter masivo y la universalidad de sus consecuencias.
Los problemas
ambientales ya no aparecen como independientes unos de otros sino que
constituyen elementos que se relacionan entre sí configurando una realidad
diferente a la simple acumulación de todos ellos. Por ello, hoy en día podemos
hablar de algo más que de simples problemas ambientales, nos enfrentamos a una
auténtica crisis ambiental y la gravedad de la crisis se manifiesta en su
carácter global.
Sin embargo,
no podemos limitarnos a percibir esta crisis como conflicto en el que
determinados planteamientos sobre el mundo y sobre la vida resultan
inadecuados. Si somos conscientes de que sólo en un ambiente de crisis se
consideran y se desarrollan soluciones innovadoras, parece claro que tenemos
ante nosotros el desafío de encontrar en la crisis una ocasión para
"reinventar" de forma creativa nuestra manera de entender y relacionarnos
con el mundo.
Pero estas
soluciones no pueden ser solamente tecnológicas, el desafío ambiental supone un
reto a los valores de la sociedad contemporánea ya que esos valores, que
sustentan las decisiones humanas, están en la raíz de la crisis ambiental. En
este contexto, la educación ambiental tiene un importante papel que jugar a la
hora de afrontar este desafío, promoviendo un "aprendizaje innovador"
caracterizado por la anticipación y la participación que permita no sólo
comprender, sino también implicarse en aquello que queremos entender.
La Educación Ambiental:Una respuesta a la crisis ambiental
Desde los años
sesenta, cuando se cuestionó el modelo de crecimiento establecido y se denunció
el impacto que sobre el medio ambiente producía, los diagnósticos realizados
sobre la crisis ambiental han sido numerosos. Poco a poco, el ser humano
empieza a realizar una nueva lectura del medio en el que está inmerso y una
nueva cosmovisión, una nueva percepción de la relación ser
humano-sociedad-medio, va abriéndose paso.
En no pocos de
los informes y manifiestos que van apareciendo a lo largo de estos años se
plantea la necesidad de adoptar medidas educativas (entre otras) para frenar el
creciente deterioro del planeta.
Las relaciones
entre educación y medio ambiente no son nuevas, sin embargo, la novedad que
aporta la educación ambiental es que el medio ambiente, además de medio
educativo, contenido a estudiar o recurso didáctico, aparece con entidad
suficiente como para constituirse en finalidad y objeto de la educación.
De esta forma,
aunque sus raíces son antiguas, la educación ambiental, como la entendemos hoy
en día, es un concepto relativamente nuevo que pasa a un primer plano a finales
de los años sesenta.
Estos
planteamientos alcanzan rápidamente un reconocimiento institucional. Así por
ejemplo, en el ámbito internacional, ha sido la Organización de las Naciones
Unidas, a través de sus organismos (UNESCO y PNUMA fundamentalmente), la principal
impulsora de estudios y programas relativos a la educación ambiental. Sin
embargo, no podemos reducir este proceso de desarrollo a su vertiente
institucional. Es preciso reconocer el esfuerzo de innumerables entidades, organizaciones
de carácter no gubernamental y educadores que han contribuido, a veces de forma
anónima, no sólo a la conceptualización de la educación ambiental sino, sobre
todo, a su puesta en práctica.
Educación y gestión ambiental
Previamente ha
quedado planteado el carácter estratégico que la educación ambiental tiene en
el proceso hacia el desarrollo sostenible. Sin embargo, es evidente que la
acción educativa, por sí sola, no es suficiente para responder al reto
ambiental. "Para contribuir
con eficacia a mejorar el medio ambiente, la acción de la educación debe
vincularse con la legislación, las políticas, las medidas de control y las
decisiones que los gobiernos adopten en relación al medio ambiente humano".
(UNESCO).
La educación
es, a la vez, producto social e instrumento de transformación de la sociedad
donde se inserta. Por lo tanto, los sistemas educativos son al mismo tiempo
agente y resultado de los procesos de cambio social. Ahora bien, si el resto de
los agentes sociales no actúa en la dirección del cambio, es muy improbable que
el sistema educativo transforme el complejo entramado en el que se asientan las
estructuras socioeconómicas, las relaciones de producción e intercambio, las
pautas de consumo y, en definitiva, el modelo de desarrollo establecido.
Esto implica
la necesidad de incluir los programas de educación ambiental en la
planificación y en las políticas generales, elaboradas a través de la efectiva
participación social. Demasiadas veces se cae en la tentación de realizar
acciones atractivas, con una vistosa puesta en escena y grandes movimientos de
masas, que no comprometen demasiado ni cuestionan la gestión que se realiza. La
educación ambiental debe integrarse con la gestión ("la mejor educación es una buena gestión")
y no ser utilizada como justificación ante las posibles deficiencias de ésta.
El reto que
tenemos planteado hoy en día es el de favorecer la "transición" hacia la
sostenibilidad y la equidad, siendo conscientes de que esta transición requiere
profundos cambios económicos, tecnológicos, sociales, políticos, además de
educativos. Así pues, aun reconociendo las enormes potencialidades de la
Educación Ambiental, no podemos convertirla en una falsa tabla de salvación.
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